Maracay,
02 de Julio del 2015
EL ARTE EL HOMBRE Y EL CIRCO.
Estudiar
la historia del circo es estudia la historia del hombre. Por lo tanto puedo
resumir que sin el hombre como visionario de lo que descubre y lo que puede
hacer con ello no existiría el circo. En
la gran carpa, en la calle, en la escuela, en la comunidad y hasta en el hogar
podemos palpar la actividad circense. A través del tiempo muchas personas se
dedicaron a exaltar características, saberes, cualidades, destrezas y
habilidades de manera tal que llamaran la atención del resto de las personas,
convirtiéndolo en todo un espectáculo: impresionante, asombro y divertido, por
el cual se debe pagar para su disfrute.
Cerremos los ojos y tratemos de recordar cuantas cosas pueden otros
hacer que nosotros no hacemos, cuantas habilidades tenemos y cuantas podemos
adquirir. El circo esta en nosotros
y pareciera que no lo vemos, no lo sentimos o… ¿no lo aceptamos?. Recuerdo que
cuando era niño miré a mi hermano
haciendo malabares con el palo de una escoba, sosteniéndolo verticalmente tan
solo en el dedo índice de su mano derecha, eso me retó, sí, me retó e intente
hacerlo hasta lograrlo y luego lo coloque en la palma de mi mano y después en
mi mentón… y lo pude hacer!... solo el reto me llevó a lograrlo y a descubrir
que con concentración y equilibrio lo podía hacer. De esta manera lo miré en la
escuela como estudiante de primaria, al caminar al filo de una pared para
llegar de un lado al otro de todo un patio, tan solo para recoger mangos, tal
cual como si estuviese caminando sobre un cable tenso, o cuando mi madre nos
llevaba, a mi hermana menos y a mí, al rio que pasaba por el traspatio de la
casa de nuestro tío, pues, cruzábamos de un lado al otro del rio, saltando
sobre cada piedra sin caer al agua. O
cuando mirábamos a las niñas en el colegios (y lo recuerdo con añoranza y
nostalgia) jugar a la “SEMANA” o “EL AVION”, saltando de un cuadro al otro con
un solo pie, tratando de no perder el equilibrio para no fallar en el juego; o
cuando me asombre de la elasticidad que poseía mi sobrina (hoy de 40 años de
edad) cuando colocaba sus piernas en un ángulo de 180 grados.
Malabares,
equilibrio, contorsión, en solo un momento de mis recuerdos y en varias de las
personas que han convivido conmigo durante mi vida; que habría sucedido si me
hubiese dedicado a seguir observando y agrupando a estas personas y sus
habilidades y destrezas físicas para crear una familia “diferente” dedicada a
distraer a los demás y obviamente generando un ingreso al obtener un beneficio
económico por dicha distracción… simplemente HUBIESE HECHO CIRCO. Circo social, le llaman de un tiempo para acá,
y pregunto… ¿CUANDO NO FUE SOCIAL?, SI
SURGIO DE Y EN LA SOCIEDAD!.
CIRCO!! Una
palabra que genera emoción y despierta curiosidades, un mundo que creemos es
aparte del nuestro pero que siempre ha estado y estará en y con nosotros, con
más o menos colores, con más o menos colores, pero siempre en nosotros. Desde
lo pedagógico, es muy importante llevar a nuestros chamos el conocimiento de
todo cuanto pueden descubrir realizando actividades, aplicando la
concentración, valorizando actividades dejadas en el tiempo, como lo son los
juegos tradicionales en las que aplicamos el equilibrio y hasta la contorsión,
pero no la del baile sexual del regatón. Despertando en nuestros chicos y
chicas ese espíritu creador, divertido pero sin malicia sino más bien todo lo
contrario, abriendo una gama de oportunidades a permitirles ver más allá del
internet, del tv, del cine, del matiné, de las drogas y el ocio.
Maestrante.
Lcdo
Pedro Elías José Verenzuela Gámez
C.I.
V- 7.206.530
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